sábado, 22 de enero de 2011

1931 13.ª edición del Gran Premio de Madrid

ATLANTIDA, MONTADA POR JIMENEZ, VENCE BRILLANTEMENTE EL GRAN PREMIO DE MADRID


RESULTADOS TÉCNICOS
Hipódromo de La Castellana
Domingo 21 de junio de 1931
Gran Premio de Madrid
Para caballos y yeguas de tres años en adelante. Pesos: tres años, 50 kilos; cuatro años, 59 kilos; cinco años o más, 61 kilos. Recargos: el ganador de un premio de 20.000 pesetas recargará 3 kilos; de varios de 20.000 pesetas o de uno de 35.000 pesetas, 5 kilos. Descargos: los caballos que no hayan ganado un premio de 8.000 pesetas descargarán: a tres años, 2 kilos; a cuatro años o más, 4 kilos. Matrícula: 800 pesetas.
2.500 metros
40.000 ptas. - 7.000 ptas. - 3.000 ptas.
Copa donada por el Excelentísimo Ayuntamiento de Madrid
Terreno pesado
ORDEN DEFINITIVO DE LLEGADA
1.º ATLANTIDA - 60 kilos - V. Jiménez - G. Flatman - Cuadra del conde de la Cimera
2.º CAP POLONIO - 51 kilos - L. Belmonte - G. Flatman - Cuadra del conde de la Cimera
3.º SORRENTO - 51 kilos - Leforestier - Cuadra de don Francisco Coello y Goicorrotea
4.º VELOZ - 44 kilos - P. Gómez - Cuadra de don Juan Mata y Mila
5.º PIPO - 50 kilos - E. Romera - Cuadra de don Joaquín Fernández de Cordoba
6.º ROBY - 50 kilos - Chavarrías - Cuadra del marqués de Valderas
7.º DUENDE - 62 kilos - A. Díez - Cuadra del conde de Montelirios
8.º FRASCATI - 60 kilos - J. Perelli - Cuadra del conde de la Cimera
Parado: SCEPTRE D'OR - 61 kilos - Lewis - Cuadra de don Valero Pueyo
Tiempo: 2' 56'' 4/5
Distancias: 3 c., 5 c., 2 ½ c.
Dividendos por duro apostado
Ganador: 7,50 - Colocados: 5,50 - 11,50 - 6

ARTICULOS PUBLICADOS POR LAS REVISTAS Y PERIODICOS DE LA EPOCA

ABC, martes 23 de junio de 1931
Tarde desapacible, de lluvia constante, fue la que difrutamos el domingo, día señalado para correrse el Gran Premio de Madrid. Restó el tiempo la brillantez que acompañó siempre a esta gran fiesta deportiva, por la ausencia del elemento femenino, que sólo tuvo una muy reducida, aunque bellísima, representación. En la pelouse, la entrada fue como en los días grandes; aficionados de buena cepa que no se arredran por el tiempo.
El Gran premio constituyó un nuevo éxito de la cuadra Cimera. ATLANTIDA hizo su mejor carrera de Hipódromo. porque la pista se encontraba en condiciones tan desfavorables para el desarrollo normal de una carrera, que parecía lógico el suponer que con los 60 kilos los 2.500 metros iban a pesarle a la yegua de poderosa manera. Y, además, el tren que impuso de salida. DUENDE, bastante fuerte, y lo muy retrasada que quedó la yegua, daba la impresión del seguro fracaso. Pasó ATLANTIDA por frente a las tribunas a unos quince cuerpos distanciada del pelotón. ¡La yegua no puede!, oíamos decir, y tal parecía. Pero Jiménez es el maestro, y, cambiando de táctica, comenzó a montar desde la puerta de Madrid, ¡y de qué manera! Al entrar en la recta de Chamartín la yegua iba ya en tercer lugar, y antes de la curva se puso en cabeza, para entrar en la recta final seguida de CAP POLONIO, a quien sacó en la meta tres cuerpos de ventaja y ocho a SORRENTO. El fácil galope con que se empleó la hermosa yegua desde que fue solicitada, en pista tan blanda como la del domingo, patentizaba una vez más las soberbias facultades de este hermosísimo ejemplar. La impresión general fue la de que ATLANTIDA se paseó. Merece especial mención la actuación de CAP POLONIO, al que Belmonte dió una magnífica monta, batiendo brillantemente al serio enemigo que tenía, SORRENTO, por cinco cuerpos. El caballo de Coello fue un buen tercero. En cuarto lugar entró el pequeño don Pedro Gómez con VELOZ. Jiménez fue objeto de una cariñosa ovación, siendo muy felicitados por el triunfo tanto el propietario, conde de la Cimera, como el gran Flatman. (RUBRYCK)

EL IMPARCIAL, martes 23 de junio de 1931
Mala suerte tuvo ayer la Sociedad de Carreras y mala suerte tuvimos los aficionados; cuando todos nos prometiamos una jornada memorable desde el punto de vista de interés deportivo y animación inusitada, propia del acontecimiento que íbamos a presenciar, el tiempo que ya en muchas ocasiones se mostró enemigo del hipismo, se encargó de deslucir la jornada; llovió toda la mañana y gran parte de la tarde, corriéndose dos carreras, la segunda y la tercera, bajo la lluvia; con todo, el Hipódromo estaba animado, tal era la fuerza del programa; en general, muchísimo público, y en preferencia todos los aficionados, aunque se notase la ausencia del elemento femenino, un poco temeroso de la lluvia; también el estado del piso debió influir algo en los resultados de las carreras, pues si bien en todas las carreras el ganador tenía títulos para serlo, en varias de ellas, no fue quien ganó el más indicado sobre el papel, prueba de ello fueron los buenos dividendos repartidos entre los apostantes.
Y con el piso embarrado llegamos al magno acontecimiento, al Gran Premio. La cátedra unge favorita a la cuadra Cimera; ATLANTIDA y CAP POLONIO son mucha gente; PIPO y SORRENTO, tienen numerosos partidarios; la lluvia ha cesado, la emoción es grande cuando se hace el preliminar paseo; la salida es perfecta; en cola, CAP POLONIO, más atrás aún, la torda; el tren es vivo; PIPO va bien y SORRENTO algo encerrado, y de repente se acabó la emoción; ATLANTIDA, la extraordinaria yegua, en la recta de enfrente, sin apenas esforzarse su jinete, casi colgado de ella, pasa a todos en forma impresionante, para salir de la curva final, en verdadero y fácil canter, seguido (¡) a 3 cuerpos por CAP POLONIO, que ha hecho una espléndida carrera, pues deja casi lejos, 6 cuerpos, a un cuatro años, que es SORRENTO, y que va a su mismo peso; DUENDE, como casi siempre, encontró excesiva la distancia. PIPO nada hizo y SORRENTO, aunque hizo lo que pudo, decepcionó a muchos. VELOZ, con 44 kilos y bien llevado por el pequeño Gómez, fue un buen cuarto, aprovechándose del agotamiento de los demás.
El triunfo de la cuadra Cimera fue rotundo y merecidísimo; una vez más los colores marrón con lunares blancos han obtenido el supremo galardón del turf; ATLANTIDA logró otro Gran Premio; Sevilla-1929, San Sebastián-1930, Madrid-1931, son ejecutorias de su gran clase, que la han hecho cosechar nuevos lauros para su propietario, el entusiasta y casi único criador de España, el conde de la Cimera, que ayer recibió una cariñosa manifestación de simpatía por el triunfo logrado, prueba evidente de lo que saben agradecer los aficionados sus esfuerzos por el fomento de la cría caballar en España.
CAP POLONIO demostró en esta carrera (sin pretexto de dispensa de kilos) que sus triunfos del Gran Premio Nacional y del Villamejor son justos; su colocación de segundo en el Gran Premio de ayer, unida a aquellas victorias, confirman su supremacía sobre el resto de la generación.
A G. Flatman, preparador de la cuadra Cimera, no cabe duda se debe en gran parte el estado de forma en que se encuentra toda la cuadra; preparador que para un momento determinado sabe tener a punto sus pupilos, como lo viene demostrando en repetidas temporadas, merece el concepto que de él se tiene en el mundo del turf; Victoriano Jiménez montó como él sabe hacerlo; con eso queda dicho todo; su siempre confirmada clase de gran jockey, mereció ayer las ovaciones con que se le premió.
En suma, una gran tarde, que pudo ser mejor, si el tiempo se hubiese mostrado más clemente con la afición (RUBAN)

EL SOL, martes 23 de junio de 1931
El domingo, que fue un día desgraciado para el deporte en general, lo fue en mayor intensidad para el hípico. Se corrió el Gran Premio de Madrid, la más importante de todas las pruebas hípicas españolas, en la que todos los aficionados al turf tenían puestas sus ilusiones por presentarse este año, en el papel, más reñida que en temporadas anteriores, y la Naturaleza se gozó en privar del espectáculo a un 50 po 100 de los esperanzados.
Con un día infame, el público, naturalmente, se retrajo de acudir al Hipódromo, lugar de por sí poco propicio para resguardarse de los elementos, y la primera de nuestras pruebas tuvo que conformarse con ser presenciada por algunos cientos de heroicos aficionados. ATLANTIDA confirmó todos los pronósticos y venció en un paseo en el Gran Premio de Madrid. Muchos suponían que con la pesadez del terreno su carga se dejaría sentir de modo enorme, pero se equivocaron por completo. La excelente torda, retrasada durante todo el recorrido, vino sobre los que dirigían el pelotón cuando le pareció y los derrotó con extraordinaria brillantez.
Carrera similar desarrolló su compañero de cuadra el joven CAP POLONIO, que se adjudicó la segunda de las colocaciones. Con este triunfo demostró, que, en efecto, es el mejor tres años de su generación. Tercero fue SORRENTO a varios cuerpos.
En resumen, una reunión que, si resultó deslucida por el temporal y ausencia del bello sexo, estuvo animada por las sabrosas incidencias que en ella tuvieron lugar, y que sirvió, especialmente para poner a prueba el estoicismo de los aficionados al deporte de los caballos.

HERALDO DE MADRID, lunes 22 de junio de 1931
El Gran Premio de Madrid, jornada del máximo interés en nuestro turf, no tuvo este año la brillantez acostumbrada; y no porque faltase público, que, pese lo desapacible del tiempo y la competencia de los restantes espectáculos deportivos, fue numerosísimo en general y muy nutrido en el pesaje.
La carrera ha sido interesante, como corresponde a su categoría; pero no ha tenido la emoción de la lucha final ante la meta.
La cuadra Cimera ha copado los dos primeros lugares con ATLANTIDA, la famosa torda, y CAP POLONIO, el discutido tres años, que, olvidado de los pronosticadores, ha confirmado rotundamente su gran clase.
El desarrollo de la carrera fue el normal. DUENDE se impone la dura tarea de marcar el paso, siguiéndole VELOZ y SORRENTO y el resto en pelotón, cerrando la torda a varios cuerpos.
Enfrente se nota un tímido avance de PIPO, eclipsado ante el ataque de la cuadra Cimera, que ocupa toda la atención. ATLANTIDA, con facilidad pasmosa, pasa a sus rivales, ocupando a la entrada de la curva el segundo puesto, seguida de CAP POLONIO y al alcance de los dos DUENDE, que empieza a ceder, agobiado por el peso, la distancia y el mal estado de la pista.
Al enfilar la recta final ya está decidida la carrera a favor de los Cimera. El tercer puesto aparece dudoso, optando a él con gran energía VELOZ, PIPO y SORRENTO, que se impone fácilmente. El resto no participó en la lucha y terminó parado.
El triunvirato cimerista Flatman, Jiménez y Belmonte fue acogido con una formidable ovación. También fue aplaudido Leforestier, y en cuanto a Pedro Gómez, que entró cuarto, demostró su aptitud para estas grandes pruebas. DUENDE no pudo hacer más; todas las circunstancias estaban en contra.
Nuestra enhorabuena a los vencedores.

HOJA OFICIAL DEL LUNES, lunes 22 de junio de 1931
El tiempo de luuvia continua que se presentó ayer, restó mucha concurrencia al Hipódromo de la Castellana. No obstante, el hecho de correrse la prueba de más importancia de la temporada, hizo que acudieran numerosos aficionados, que ponen ante todo su entusiasmo por este deporte. La victoria de ATLANTIDA, nos ahorra comentar el desarrollo de la gran prueba, pues la famosa yegua corrió en su forma acostumbrada, pasando a sus enemigos donde quiso y como quiso, y entrando en la meta sin ser inquietada lo más mínimo. Su compañero de cuadra CAP POLONIO, realizó también una bonita carrera, precediendo SORRENTO por cinco cuerpos.

LA VOZ, lunes 22 de junio de 1931
Nunca más fácil que este año predecir qué caballo sería el triunfador del premio más brillante de la temporada madrileña. La colocación siguiente a la de ATLANTIDA dice bien que de no haber sido la torda la ganadora, el triunfo habría sido para CAP POLONIO. De modo que la costumbre de ser un tres años el ganador no habría de quedar interrumpida si no es por ATLANTIDA, cuyo fondo no admite competencias.
Los únicos adversarios de probabilidad remota eran SORRENTO, com el más temible, por su gran forma y sus 51 kilos, a más de la monta de Leforestier, que tan bien lo conoce; PIPO, por sus recientes victorias, y en general excelentes exhibiciones, esta vez llevado por Romera, que no es su jinete habitual, y DUENDE, el famoso caballo de Montelirios, acaparador del peso máximo.
Todos estos enemigos no lo fueron, sin embargo, para la torda. Sin hacer un tiempo magnífico -hay que tener en cuenta el estado de la pista, demasiado pesada, corrió como quiso, dando buena cuenta de sus oponentes cuando le vino en gana. CAP POLONIO, que fue a sus alcances, hizo más de lo que se esperaba, aunque de él se esperaba mucho. Y SORRENTO, a igual peso que éste y a nueve kilos de aquélla, se desempeñó muy por bajo de lo que se creía.
La carrera se desarrolló como se presumía. Después del desfile de los grandes acontecimientos se alinean a las órdenes del starter: DUENDE, 62 kilos; SCEPTRE D'OR, 61 kilos; ATLANTIDA, 60 kilos; FRASCATI, 60 kilos; CAP POLONIO, 51 kilos; SORRENTO, 51 kilos; PIPO, 50 kilos; ROBY, 50 kilos, y VELOZ, 44 kilos.
Dada la salida en buenas condiciones para todos, toma el mando DUENDE, seguido de VELOZ y SORRENTO. Pasan así por las tribunas, mientras ATLANTIDA marcha la última y muy rezagada del pelotón. En la recta de enfrente, PIPO y ATLANTIDA atacan, y esta última pasa fácil a todos sus adversarios, colocándose en cabeza al abordar la recta final. CAP POLONIO también se destaca, y SORRENTO se conforma con el tercer puesto, al tiempo que DUENDE y PIPO desaparecen, para no intervenir en la recta de llegada.
Después, lo de siempre; ovación, enhorabuenas a granel, etcétera, etc., y otro año más que el conde de la Cimera consigue el Gran Premio.
A Victoriano Jiménez, el afortunado jinete de ATLANTIDA, le preguntamos si tuvo dificultad para ganar la carrera. Ninguno -contesta-. La yegua respondió cuando le pedí el esfuerzo. hasta que no pasé la puerta de Madrid, donde hay un trozo de pista muy malo, no quise forzarla. después ya vió usted que fácil pasé a todos. Sin embargo, por si acaso no dejé de montarla. ¡Eran 40.000 pesetas las que se podían marchar al menor descuido!
Belmonte manifiesta su sorpresa viendo cómo CAP POLONIO hizo su galope, y Leforestier dice que SORRENTO no podía hacer otra cosa, ya que la clase de ATLANTIDA no podía ofrecer dudas con respecto a la de su montura.

HERALDO DEPORTIVO, domingo 5 de julio 1931
Se corrió el Gran Premio de Madrid, y la prueba cumbre de la campaña de Primavera fué, como siempre, fértil en enseñanzas. Así, por ejemplo, cuando la temporada de primavera se componía solamente de tres o cuatro jornadas en breve espacio, era proverbial que el anuncio de las carreras constituía una de las más acreditadas rogativas para obtener la lluvia, para bien de labriegos y desesperación de Pegasos. Ahora, en que el programa se extiende, para fortuna del turf y los turfistas, desde marzo a julio, el crédito de la Sociedad de Fomento como atracción de lluvia se resintió mucho. Realmente, pedir que llueva los domingos y jueves durante cuatro meses, es exagerado. Ahora lo que se ha logrado es concretar y condensar toda la lluvia en un día y, naturalmente, fué elegido para ello el más sonado del calendario hípico; por eso el Gran Premio de Madrid, que se corrió el día 21, acertó a coincidir con el tiempo más detestable. A esta experiencia meteorológica y como consecuencia de ella, siguió otra de las enseñanzas: La de que hay una gran masa de asiduos aficionados en Madrid que no tienen inconveniente en acudir a presenciar su deporte favorito haga el tiempo que haga. Después, y en el orden técnico que más nos interesa, pudimos hacer en la jornada que comentamos buen número de consideraciones. ATLANTIDA, la gran yegua torda del Conde de la Cimera, partió favorita; pero eran muchos los que formulaban reservas, acentuadas por el estado pesado del terreno, de que pudiera dar con éxito nueve kilos a un caballo de edad y con buenas performances como SORRENTO. Se le oponían también PIPO y DUENDE, SCEPTRE D'OR...; pero nada de eso hubo. ATLANTIDA ganó cuando quiso, como quiso, en un paseo y de toda una clase, y el terreno pesado, en lugar de perjudicarla, haciéndola sentir los kilos, la benefició, alargando la distancia, que es su aptititud especial, contra un lote que casi sin excepción no tiene fondo. No hay duda que ATLANTIDA tiene sobre todos los caballos en entrenamiento en España una ventaja considerable; es mejor que ellos intrínsecamente, y además es stayer, y como los premios grandes se corren todos de 2.400 metros en adelante, no hay quien pueda oponérsela, puesto que el resto son animales que hacen la distancia entre ellos, pero solamente por aquello de que en el país de ciegos el tuerto es el rey. Otra enseñanza del Gran Premio es la indiscutible superioridad de CAP POLONIO entre los de siu generación, ya que ese día PIPO, comparativamente favorecido en el peso, tuvo que perder toda esperanza de revancha. La generación de 1928 logró en la gran carrera los lugares segundo, cuarto y quinto, con el expresado CAP POLONIO, con VELOZ (con un peso pluma) y con PIPO. Esto podría en cierto modo interpretarse como una rehabilitación de la expresada generación, que nos hemos empeñado en calificar de mediocre; pero bien meditado seguimos creyendo en su medianía y, por ende, acentuando la pesimista impresión sobre los viejos por ellos batidos, de los cuales sólo haríamos una excepción con DUENDE, que es un caballo con limitaciones, pero que cuando toma su forma, el terreno está seco y la distancia no va mucho más allá de los 1.800 metros, es un elemento difícil de batir. Finalmente, otra de las observaciones que en la gran prueba pudimos hacer, es el desconocimiento general de nuestros jockeys respecto al paso que llevan, la distancia que tienen que cubrir, el estado del terreno y los recursos de sus respectivas monturas, puesto que ese día, salvo Victoriano Jiménez y Belmonte, montaron todos con una precipitación rayana en la locura que, naturalmente, les obligó a hacer los últimos 500 metros a velocidad inferior a la tortuga. Mil veces hemos dicho que en ninguna parte se llevan la mayoría de las carreras sobre no importa qué distancia a más paso que las que se corren en España, dentro de lo que los jamelgos pueden hacer; pues nada, los jockeys, unas veces por sí y otras arrastrados por la inconsciencia de los que les preceden, van a todo meter mientras pueden, y luego, claro está, se van quedando unos más cerca y otros más lejos. (ECLIPSE)

No hay comentarios:

Publicar un comentario